viernes, 25 de noviembre de 2011

Sabina y los toros

"No... yo difiero. Muchas cosas me agradan de Sabina pero aprobar o festejar todo lo que haga o piense ya es caer en un fanatismo desenfrenado y de ninguna manera creo que lo que a él le inspire algún día nos terminará inspirando. Le reconozco su capacidad literaria y musical pero yo no festejaré que le guste el maltrato cínico y despiadado a los pobres toros."

¿Y tú qué opinas?

domingo, 6 de noviembre de 2011

Sábado sin noche, México sin coches (o de cómo se disfrutó el Penúltimo Tren de Joaquín Sabina)


[Playlist]
1.- Esta noche contigo
2.- Tiramisú de limón
3.- Virgen de la amargura
4.- Ganas de...
5.- Medias negras
6.- Aves de paso
7.- Peor para el sol
8.- Por el boulevard de los sueños rotos [A dúo con "Los secretos"]
9.- Contigo
10.- Llueve sobre mojado [Jaime Azua]
11.- Conductores suicidas [Pancho Varona]
11.- Yo quiero ser una chica Almodóvar [Mara Barros]
12.- Y sin embargo te quiero [Mara Barros]
13.- Y sin embargo
14.- Peces de ciudad
15.- La magdalena
16.- Todavía una canción de amor
18.- 19 días y 500 noches
19.- Princesa
20.- Tan joven y tan viejo [A. García de Diego]
21.- Noches de boda
22.- Y nos dieron las diez
23.- El caso de la rubia platino
24.- La noche de mi mal (José Alfredo Jiménez)
25.- La del pirata cojo
26.- Pastillas para no soñar
27.- Crisis (de fondo mientras decían adiós)

Y me han hecho reflexionar y lo mío por Joaquín Sabina no es fanatismo sino pasión pura... ayer lo he comprobado con creces. Pero al parecer esa pasión es compartida por toda mi familia. Qué genial que a todos y cada uno de los integrantes de tu familia les guste el mismo artista; no hay palabras para describir la emoción y el gusto que me causó estar allí, en ese concierto tan esperado (poquito menos de 4 meses desde que se anunció la cancelación para las fechas de junio... aunque en realidad la espera fue desde febrero cuando supe que Sabina vendría). Un concierto en familia me ha dejado encantada. Pero la historia que ahora traigo no es sólo el concierto sino el viacrucis que sufrimos tanto para la llegada al concierto como para llegar a nuestro hogar, dulce hogar.

Ya el título adelanta algo de esto: Sábado de noche y México sin coche, (específicamente nuestro coche ¬¬"). Nuestro automóvil estaba fallando desde hace varios meses y con toda decidimos jugárnosla "a pares o nones", quizá llegaríamos quizá nos dejaría botados al primer momento. Y no fue ni uno ni otro: poco después de que cruzamos la Diana Cazadora, en Paseo de la Reforma, todos nos asustamos porque le empezó a salir humo al motor, en realidad creo que era vapor de agua pero como no sé mucho de eso me declaro incompetente (por eso no tengo mi propio carro, eso y que soy pobre). Como sea, tuvimos que hacer una parada forzosa. Lo bueno es que aún llevábamos tiempo y faltaba poco menos de una hora para que iniciara el concierto (en realidad faltaba como hora y media porque el flaco no se dignó a salir sino hasta las 8:20 aproximadamente). Ya hasta estábamos pensando en otras alternativas, como que yo me largara al concierto con mis hermanos en camión al fin y al cabo que en Reforma pasan muchos con rumbo al auditorio. Después de que le estuvieron moviendo quien sabe qué cosas al motor y esperar y esperar pudimos avanzar pero no por mucho, la temperatura del motor ya estaba muy mal y así tuvimos que hacer muchas de estas paradas necesariamente, hasta que por fin, en Lord Byron dejamos el coche, ya no había suficiente tiempo para buscar un estacionamiento. El tipo que cuidaba los coches no se veía mucho de fiar, incluso solicitó que si se le podía pagar por adelantado, así lo hizo mi padre. Nos fuimos corriendo en parte porque alguien quería pasar al baño y no era yo... bueno, en realidad también era yo pero ya no me daba tiempo U_U. Accedimos al recinto y...

A disfrutar de un evento de altura, lo demás no importaba, nos despreocuparíamos por dos horas de lo que pasaría con nuestro regreso, porque ya estábamos allí y lo demás no importaba (mucho), esa era otra historia; y ahora por primera vez estaríamos todos viendo al que es mi artista favorito: Joaquín Sabina. La espera, la tediosa y dolorosa espera había llegado a su fin. Hace año y medio que lo vimos, en aquella ocasión sólo faltó mi padre porque se puso sus moños y dijo que no pagaría tanto por verlo. Esta vez, lo vimos más de lejos, aunque estuvo bien. Con su fiel equipo: Antonio García de Diego (guitarras, teclados, percusión), Pancho Varona (bajo, guitarrón mariachi), Jaime Azua (guitarra eléctrica), Marita Barros (coros), Pedro Barceló (batería y percusión) y José Misagaste (saxo y clarinete) comenzaba el espectáculo:

Y llegó la hora: las primeras notas de Esta noche contigo se desvanecieron entre los gritos y aplausos de un público ansioso por escuchar a su máximo artista (sí, quizá me estoy proyectando pero así fue, ¡ya quería que saliera después de más de 15 min de estarlo esperando!) Que no arranquen los coches… y el público vuelto loco, desde la primera canción. Bien lo decía Héctor Aguilar Camín, cuando tuvo la oportunidad de asistir al concierto, decía algo así como que con los artistas, en los conciertos se parte de menos para llegar a más, pero eso es difícil con Sabina porque siempre está en más. Y una seguida de otra, la pausa no duró ni para dar paso a todos los aplausos y segundos después comenzaba Tiramisú de Limón, Y al unísono de tanguita de serpiente el público coreando a todo pulmón la letra, acompañando al artista con el sonido de  sus palmas y un -¡buenas noches México!- se le escapó en el coro de la canción. Un traguito a su caballito de ¿tequila? Para dar paso a Virgen de la amargura, la persona que estaba detrás de mí me distraía un poco porque cantaba algo desentonado pero eso no evitó que siguiera escuchando al flaco y las fieras entran en la catedral…  Acto seguido, hierven los clubs y los adolescentes… era Ganas de… que invitaba al público no sólo a cantar sino también a bailar, lástima que donde yo estaba todos eran medios apachurrados ¬¬” jajaja, mientras mi padre me distraía preguntando quién de todos esos extraños era Pancho Varona, le dije y se tranquilizó por un rato, siguió en su negocio catando todas las canciones. Aplausos muchos y antes de concluir el primer round dejó escapar un chistorete de palabras -No me dejen sólo cantando que ya soy mayor- y el auditorio lleno siguió cantando “que me muero de ganas de decirte que me muero de ganas de decirte que me muero de ganas de decirte que ¡te quiero!” Se cerraba el primer bloque que daba paso a algunas pocas palabras de Sabina -Y yo me muero de deciros Buenas Noches. Es un gusto estar de vuelta a México que cada vez lo siente uno más como su casa-

[Sobre los versos que va dando]
Ni me vengo tan pronto ni la tengo tan gorda, [risas a más no poder… no entiendo juay O_o]
ni consuelo de tontos ni ganas de palmar,
los jamases que asumo los tiro por la borda,
no me fumo las clases a la hora de olvidar.

Porque chuzos de punta llueven puertas afuera
y puertas más adentro tirita el corazón,
y un chavo desnutrido dormita en la escalera
y un paria embrutecido vomita en un rincón.

Y el sexo es otra guerra incivil, la única guerra
sin héroes ni vencidos ni mártires ni santos,
si dos buscan lo mismo ¡qué dulce cuerpo a tierra!
tan cerca del abismo, del éxtasis, del llanto. [aplausos muchos :)]

Oraciones suicidas desquician los renglones,
los clones parricidas transan porque adolecen
y las revoluciones, como las emociones,
chochean, se bypassan, levitan, encanecen.

Y la gente, la gente que engorda y que encanalla
la cuota de un verano inclemente,
contritos soldaditos de un ósea batalla,
lisiados sin medallas, desahuciados sin frente.

Cuando se pudra el cielo, cuando silben las balas,
sabrás que dejo todo si tú me dices ven,
porque sigues contando conmigo por las malas,
hasta que descarrile mi penúltimo tren.

Todo iba a pedir de boca y seguía poniéndose mejor al paso de Medias Negras, tan bailable, tan antojable, tan rítmica; llevaba medias negras, la conocí en la estación y Aves de paso exaltaba al público presente, clasiquísima de Sabina, de las primeras que me gustaron, de las primeras que recuerdo. A la flor de lis de las peluqueras que me trajo el tren de la primavera y el tren del invierno me arrebató. Entre gritos cada vez más numerosos estilo “Sabina te amo, Sabina eres grande, Te queremos Sabina”, prosiguió qué adelantas sabiendo mi nombre, claro, tenía que ser Peor para el sol, que es donde a mi padre le ganó la emoción y se equivocó “ligeramente” xD y es que Hay caprichos de amor que una dama no debe tener. Después presentaron a “Los Secretos” con líder a Álvaro Urquijo, quienes, yo no lo sabía O_o son los que le pusieron música a Por el Boulevar de los sueños rotos debo confesar que yo también me quito el sombrero porque les quedó re guay, como sea, Los Secretos y Sabina cantaron ese himno a Chavela Vargas y ese México de la época de Kahlo, Lara, Rivera…. Cuando Agustín se sienta al piano, Diego Rivera lápiz en mano dibuja a Frida Kahlo desnuda… quién supiera reír como llora Chavela.. Sabina así tomaba su primer descanso dejando a los Secretos solos en el escenario con una canción que no conozco :S

-Todo se acaba- con esas palabras Sabina anunciaba Contigo con la que los variados gritos se reforzaron yo no quiero cumpleaños feliz y un “Te amo” se escapaba dentro del público. -Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres, porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren- -Yo no quiero París con aguaceros ni Tenampa sin ti-, [perdón por mi ignorancia pero ¿eso dónde queda? :O] -Lo quiero chilanga de ojos tristes, es que mueras por mí-. He de confesar que pienso que Fito es irremplazable, pero “lo que sea de cada quien” Jaime Azua supo cubrir ese vacío en la rockera Llueve sobre mojado y bla bla bla llueve sobre mojado, fue esta la tonada de fondo para presentar a su equipo que sobre el escenario lograba crear tanta magia tanto para nuestros oídos como para nuestros ojos. Segunda pausa de Sabina, quedaba Panchito al mando, que por cierto se hacía el graciosito diciendo “Gracias México, somos Metallica” y sonaron los acordes tan tremendos de Conductores Suicidas porque hay que reconocer que no hay ser humano que le eche una mano a quien no se quiere dejar ayudar y despedía la canción con otra bromilla “gracias México, somos Los Secretos” y entre risa y risa, el momento de mayor sensualidad de la noche se hacía presente con la maravillosa voz de Marita al interpretar Yo quiero ser una chica Almodóvar para encontrar la salida a este gris laberinto (y la persona que estaba detrás de mí volvió a cantar horripilantemente jajaja pero nuevamente me concentré en el espectáculo y todo bien) ¿Y luego? Otra para alocar al público de por sí ya bastante alocado: “Flamencamente” Marita proseguía con ¡Y sin embargo te quiero! -Lo más que te preguntaba era que si me querías- a lo que Sabina contestó con un “Pinche malinche”, -Y eres mi vidaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa y mi muerte- Grande Marita, -No debía de quererte…- Y sin embargo… Una de las más conocidas y más hermosas del repertorio de Sabina resonaba a más no poder en cada uno de los asistentes que no pudiendo evitar contener la voz también acompañaban en la interpretación, gracias porque nos dejó cantar solitos -y sin embargo cuando duermo sin ti contigo sueño y con todas si duermes a mi lado y si te vas me voy por los tejados como un gato sin dueño perdido en el pañuelo de amargura que empaña sin mancharla tu hermosura- lo que reconoció al decir que éramos unos fantásticos coros. Y el público se desquiciaba al gritar “Sabina, Sabina, Sabina”. Y no hubo tiempo de alocarse más porque sonaban los primeros acordes de una canción que dedicaba a Juan Gelman a través de una pequeña confesión -Cada vez me siento más mexicano y menos español-, se trataba de Peces de ciudad -Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar-

“El moño, las pestañas, las pupilas, el peroné, la tibia, las narices, la frente, los tobillos, las axilas, el menisco, la aorta, las várices, la garganta, los párpados, las cejas, las plantas de los pies, la comisura, los cabellos, el coxis, las orejas, los nervios, la matriz, la dentadura, las encías, las nalgas, los tendones, la rabadilla, el vientre, las  costillas, los húmeros, el pubis, los talones, [¡son tuyos! interrumpía una jovenzuela desde lo más alto del recinto y todos a reír] la clavícula, el cráneo, la papada, el clítoris, el alma, las cosquillas, ¡esa es mi patria! Alrededor no hay nada”. 

Y entre aplausos comenzaba Una canción para la Magdalena, con una Marita adornada al más estilo de una “dama de noche”, deleitando la pupila de los caballeros. Y es que Las malas compañías son las mejores ¿O acaso alguien lo duda? aunque por alguna extraña razón los asistentes prefieren gritar la parte de La más puta de todas las señoras… allá ellos… jejeje. Y sin dejar espacio más que para los aplausos comenzaba aquella que le compuso a Calamaro ¿O cómo está la historia? La verdad es que sólo me sé el coro Estoy tratando de decirte que me desespero de esperarte, que no salgo a buscarte porque sé que corro el riesgo de encontrarte, claro, se trataba de  Todavía una canción de amor. Y después… después, una sola nota de la guitarra de Sabina hizo que nos alocáramos (más), y una ovación general se soltaba mientras que Sabina justificaba esa pequeña nota musical que dejó escapar -Yo siempre he sido más instrumentista que cantante, no hay que ser un mecanógrafo del piano, hay que dar una nota bien dada- cuando milésimas de segundo después daba una nota mal dada que no seguía a esa que todos sabíamos que seguía… ya me hice bolas jajaja… en fin nota a nota despacio, sin prisa, se dejaba escuchar 19 días y 500 noches y el cantito estaba in crescendo. Y a media canción nos retaba -No se imaginan lo que dijo… nunca lo he contado… dijo…- A lo que por supuesto contestamos “Hola y Adiós” para que nos sorprendiera contestando -Maldito Facebook- xD que simpático Sabinita. Y el portazo sonó como un signo de interrogación. Y cuando uno cree que ya no nos puede cautivar más, tremendo espectáculo se suelta con Princesa con una muy muy muy larga introducción que nunca había presenciado en grabación alguna que ahora sí no provocaron una especie de mueca sino al contrario una sonrisa en pleno esplendor y porque Ahora es demasiado tarde princesa, búscate otro perro que te ladre princesa. De esta forma, llegaría la primera despedida de Sabina y sus secuaces; después de varios minutos de que el público protestara a modo de “otra, otra”, tomaba la batuta A. García de Diego, esto a alguien no le pareció y gritó “Trae a Joaquín” lo que siendo gracioso también resulta una falta de respeto para Antonio ¬¬”, pero  García de Diego seguía en lo suyo y a su estilo cantó estupendamente Tan joven y tan viejo -Y así crecí volando y volé tan deprisa que hasta mi propia sombra de vista me perdió… confundí con estrellas las luces de neón..por decir lo que pienso sin pensar lo que digo, más de un beso me dieron y más de un bofetón- Y al final llega Sabina para terminar de interpretar la melodía ¡Preciosa canción! Entre más vieja soy más me gusta he de confesarlo U_U Y así lo festejó Sabina -Ustedes comprenderán que para seguir engañando al público tantos años hay que llevar a alguien que sepa cantar en el espectáculo- y después de este chistorete algo más “amexicanado” con Noches de boda -Que el fin del mundo te pille bailando- y ese ambiente tan confidente decía Sabina -Ha sido un placer queridos chilangazos- y -que todas las noches sean noches de boda, que todas las lunas sean lunas de miel- y para seguir en este ambiente ranchero Sabina se dio el privilegio de ligarlo con Y nos dieron las diez (aquí entre nos, una de las primeras canciones que conocí de este españolito) -Sé que no lo soñé- protestaba mientras me esposaban pinches federales- -Y nos dieron las diez y las once, las doce, la una y las dos y las tres y desnudos al anochecer nos encontró la luna-

Sabina se despedía una vez más, mi familia estaba emocionada, yo más, pero nueve mil personas más también. Queríamos más porque estábamos embriagados, extasiados, embrutecidos pero con otra, otra, otra y quizá otra nos podíamos ir tranquilamente a nuestras casitas y sí, los maravillosos acompañantes salieron a escena, ahora era Azúa que con El caso de la rubia platino comenzaba el principio del fin y es que -Para jugar al Black Jack y ser un duro, andar escaso de efectivo es igual que pretender envidar, con un farol, al futuro-, excelente interpretación, de verdad… 

La noche seguía con tintes rancheros y mexicanos, así se disculpaba Sabina: -Con todo el respeto, toda la admiración y el permiso de ustedes… siempre quise hacer esto, nunca me atreví a hacerlo por complejos provincianos- Nadie le creyó, todos reímos y comenzó La noche de mi mal de José Alfredo Jiménez, que francamente no conocía, lo bueno que el resto del público no es unos ignorantes y la cantaron muy bien :)

-Y un poquito de rock and roll y nos vamos- así anunciaba Sabina el final de los finales y comenzaba La del pirata cojo y el baterista ondeaba una bandera con una calavera porque dice que si la vida se deja yo le meto la mano y si no aun me excita mi oficio y yo lo apoyo: pero si me dan a elegir entre todas las vidas yo escojo la del pirata cojo con pata de palo con parche en el ojo, con cara de malo, el viejo truhan capitán de un barco que tuviera por bandera un par de tibias y una calavera por otro lado si lo que quieras vivir cien años… no vivas como vive él y si protesta el corazón en la farmacia puedes preguntar… y con una gran probadita de Pastillas para no soñar” esto se extinguía, tristemente se extinguía al filo de las horas de 2 horas 20 min de tiempo efectivo de concierto. Con Crisis de fondo se despedían de nosotros, nosotros de ellos aunque no queriendo, nunca es suficiente, nunca lo será pero es hy ahora dan ganas de todo mirando lo que hay :) Crisis en el cielo, crisis en el suelo, crisis en la catedral…sábado sin noche, México sin coches... Mmmm, ¿pues qué nos sabe? Jajajaja

Como sea, finalizó el concierto, utilizando "Crisis" como telón de fondo, Sabina se despedía de su querido México (al menos por esa noche). Salimos y compramos nuestros recuerditos, compré una playera, una plumita, una taza y un llavero. Los demás también compraron otras cosas. 

Pero la siguiente parte de la historia sería más dramática. La noche tristemente apenas comenzaba para nosotros. Nuestro camino de regreso a casa apenas se estaba fraguando. Nadie sabría lo que pasaría después y era ciertamente preocupante. Esto ya sonó muy tétrico pero es que una vez finalizando el concierto, olvidando quizá por unos instantes lo maravilloso que lo habíamos pasado, el panorama se veía desalentador... siendo, honestos, muy desalentador.

Emprendimos la marcha. A pesar de que el motor estuvo inactivo por casi dos horas y media no sirvió de mucho. Avanzamos un poco, pero no lo suficiente. Descansamos, se bajaban del carro, se subían, volvíamos a avanzar, y así por dos largas horas, recorrimos Reforma, varias calles oscuras y feas por las que nunca había pasado, pero como bien dijo alguien, lo bueno es que estábamos juntos que si no nos hubiera dado harto miedo. E incluso pasamos por donde estaba el alcoholímetro. Eran ya casi la 1:00 de la madrugada y mis padres decidieron que a este paso ya no se podría hacer mucho y a este ritmo llegaríamos si bien nos iba, a las 4 o 5 de la mañana. Era increíble pensar en ello, por lo que la decisión sensata fue irnos a casa de mi abuela y pedir posada. Hubo la sensación de que quizá no era lo más adecuado en vista de que la hora no era muy buena para ir a molestar a alguien directamente en su casa. Pero no habiendo otra opción seguimos con el viaje, siguiendo con las paradas forzosas hasta que por fin llegamos. Aleluya, aleluya, ya teníamos un techo donde refugiarnos, quizá no teníamos una cama pero en la salita nos acomodamos como pudimos. No dormimos bien (algunos menos que otros), ya que como el carro se quedó en la calle a cada ratito, y con el más mínimo ruido, mis padres se levantaban para revisar si todo marchaba bien y al levantarse ellos a mí también me despertaban. Y luego, en esa casa ese día se levantarían a las 6:00. Mi abuelo se metió a bañar como a esa hora, con lo que mi vago sueño terminó por esfumarse. Como a las 7:00 am ya estábamos todos despiertos. Empezaría otra oportunidad para encontrar la solución a nuestro pesar. Desayunamos un licuado de plátano, mi ma nos preparó un sandwich y se decidió que era hora de partir antes de que hubiera más tráfico.

Se encendió el motor, la aguja de la temperatura parecía reaccionar bien, eras buenas noticias, era un buen augurio, señal de que algo marchaba "viento en popa". Mi padre comentó que con unas cuantas paradas forzosas, un descansitos, sería más que suficiente para llegar muy bien a casa. Todos nos emocionamos por un instante, aunque luego comprobamos que no sería tan sencillo… avanzamos sí, pero llegando a un centro comercial todo pintó distinto, ya comenzaba a subir la aguja de la temperatura, ¡oh, decepción! Nos encontrábamos en la misma situación que la noche anterior. Resignados a que así no podíamos entrar a la autopista donde se tiene que ir rápido y no es tan fácil parar cuando el motor diga ¡Hasta aquí!, nos varamos a la orilla de la carretera. Mi padre ya estaba harto, cansado, fastidiado, triste, desesperado y todos los horribles calificativos inimaginables y de repente… ¡Apareció!

¡Nuestro salvador hizo acto de presencia! Se trataba de un mecánico motorizado (viajaba en moto, quizá era un mecánico Hell Satans) dedicado principalmente a ayudar a los pobres “cristianos” como nosotros que quedaban desamparados en la autopista o en sus alrededores. ¡Alabado sea Jebús que existan gentes como ellas!. Al principio mi pa no había visto que contaba con el equipo necesario para ayudarnos, e incluso desconfió de él, pero al ver que sí sabía, que traía las manos percudidas por su trabajo, le dejó que le moviera al motor, ¡total, peor no podíamos estar!, y así lo hizo, nuestro salvador comenzó a moverle por aquí y por allá mientras le explicaba a mi padre de qué se trataba (era algo relacionado con el termostato, que se hace como un tapón y entonces hace que todo se vaya a la…). Al cabo de 20 min, máximo media hora todo estaba como si nada, el auto respondía bien y la aguja de la temperatura se encontraba por los suelos. Sin duda, este es un ejemplo de que las coincidencias sí existen: Si hubiésemos salido antes o después de la casa de mi abuela, si no hubiéramos hecho la parada en el centro comercial, si no hubiéramos hecho más cosas, quizá ahora mismo estuviéramos luchando y batallando con nuestro dilema, quizá, no sé, eso no lo podemos saber ya, lo que sí es que todos le quedamos muy, muy agradecidos, nos volvió la sonrisa a nuestros rostros :D Mi padre le pagó por su trabajo aunque a mí me daban ganas de bajar del auto y abrazarlo…. Bueno, bueno, quizá no pero me quedé muy feliz de que existieran personas como él, porque siempre hay imprevistos con el auto, de hecho cuando terminó con nuestro triste caso, metros atrás de donde estábamos estacionados, otro auto al parecer tenía el mismo problema. Nuestro mecánico Hell Satans quedaba así con más trabajo, mientras nosotros partíamos dichosos a nuestro hogar, dulce hogar. Acá les dejo una foto de nuestro salvador, no se aprecia muy bien ya que la tomé en secreto y desde el auto, pero para que quede constancia de que todo este choro no es inventado, de verdad pasó, de verdad lo sufrimos y de verdad ahora nos reímos, ahora que ya pasó, es una historia que queda para la eternidad… ¡POR TU CULPA SABINA! :D :D :D


Más lento que al año pasado pero más disfrutado sin duda alguna porque por fin estábamos todos, nadie faltó al encuentro del Genio de Úbeda, larga vida a mi artista favorito… Y sí, sé que la hice cansada, he de confesarlo, de hecho creo que terminé haciendo un tratado sobre el concierto, pero para una Sabinera, Sabinista, Sabinómana como yo NUNCA es suficiente. ¡Flaco, flaquito! Espero verte el próximo año en compañía del Nano.

Entradas populares (mensual)